Las cosas ya no son lo que eran. No sé qué pasó. Ni el por qué. Pasamos de unas tardes llenas de amor y dulzura a noches frías sin tener a quien abrazar. Era hermoso sentir como tu corazón latía cada vez más rápido al sentirme cerca. Esos desayunos en la cama. Fueron inolvidables. Cuando nuestras miradas se cruzaban. Me perdía en el marrón de tus ojos y no había tentación que pudiera apartar mi vista de ellos. Nuestras manos se rozaban y saltaban chispas. Lo nuestro era especial. Nada comparado a lo que anteriormente sentí por alguien. Es como si fueras el aire que necesito para respirar. Nunca llegué a sentir tantas emociones a la vez. Como cuando te beso. Cuando noto tus labios rozando los míos me llevas hasta las nubes y mucho más alto. Es una sensación que no cambiaría por nada en el mundo.
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