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lunes, 12 de diciembre de 2011

Un cuento de princesas

Quien no ha soñado alguna vez con ser una princesa de un bello reino con larga melena dorada, cuyo príncipe espera debajo del balcón, con su blanco corcel a que la luna asome y con su toldo oscuro lleno de estrellas cubra el cielo para perderse juntos en el bosque donde nadie les prive de pasar aquella pequeña aventura nocturna juntos. Noches en las que puedan olvidar las normas que los separen y sólo tener las suyas porpias. Tener montones de doncellas a tus disposición día y noche, que te traten como una reina y que satisfacen todos tus deseos sin oponerse a nada y el usual bufón de la corte que te hace reír con sólo su presencia. Tener a los típicos padres que te miman demasiado. Estar atrapada por el esperado dragón escupe fuego al que tu príncipe acaba matando a cambio de tu libertad. Poseer los típicos vestidos que nadie tiene, las vestimentas de sólo una princesa, llamativas y elegantes, un gran armario llena de ellas. Asistir a gradiosas fiestas a las que va todo el reino. Tener la habitación que toda chica deseara tener en la cima de una torre con maravillosas vistas del lugar de la que se pueden escuchar los pájaros dando los buenos días y de la que puedes contemplar la bella luna hasta su despedida. ¿Quién nunca ha querido tener una vida de princesas?


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